Amortajarte el hambre de caricia
en la avenida de mis piernas,
donde el pincel de tu lengua pinta
la ruta que excita y condena.
Apretarte a la ternura violenta
presa de la tentación de tu boca,
es carcoma apoderándose entera
del deseo que por tí aboga.
Dejarte a demanda de tu fuego,
extasiando hasta el hueso de la cama,
dando rampa con el tacto de tus besos
y los dedos del aire que te falta.
Gozarte en el táctil ahogo del gemido,
suspiro sin gravedad flotando afónico
con el azufre volcánico ya repartido
en todos los sentidos del sentimiento eufórico.
Pertenecerte sin opción de escapatoria,
fumándonos la gloria de su viceversa,
rapaces y presas en la gruta gloriosa
devorándose a solas la carne interna.
Consentirte transitar con tu calor descalzo,
desde el tacón alto clavado en tu respirar,
comiéndome a más del minucioso bocado
como humo ondulado que me hace estallar.
M.Salguero
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