Llevan tus manos el ADN de mis humedades,
placer a raudales que tejes sin precisar el roce,
brasería en desorden alzando llamas en mi piel,
acoplados al placer que rueda a nuestro nombre.
Llevan tus latidos los imnos y emociones de los míos,
garabateando delirios donde convergen las miradas,
cuando te acercas con calma y aceleras mis ritmos,
bautizando el sitio donde cada caricia se delata.
Llevan tus sueños el timón y los vientos a mi favor,
templando el temblor de mis ansias por fugarnos,
renovando los votos de amarnos, con la plenitud del amor,
sin rastros de algún adiós, y la validez de hallarnos en lo dado.
Llevan tus poemas la inquieta voz de mis versos sentidos,
convergiendo con testigos donde nadie más nos logró llevar,
permisos para no olvidar y que el sentir tome la palabra,
reivindicando desde el alma que somos eslabón del verso amar.
placer a raudales que tejes sin precisar el roce,
brasería en desorden alzando llamas en mi piel,
acoplados al placer que rueda a nuestro nombre.
Llevan tus latidos los imnos y emociones de los míos,
garabateando delirios donde convergen las miradas,
cuando te acercas con calma y aceleras mis ritmos,
bautizando el sitio donde cada caricia se delata.
Llevan tus sueños el timón y los vientos a mi favor,
templando el temblor de mis ansias por fugarnos,
renovando los votos de amarnos, con la plenitud del amor,
sin rastros de algún adiós, y la validez de hallarnos en lo dado.
Llevan tus poemas la inquieta voz de mis versos sentidos,
convergiendo con testigos donde nadie más nos logró llevar,
permisos para no olvidar y que el sentir tome la palabra,
reivindicando desde el alma que somos eslabón del verso amar.
M.Salguero
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