Cuando despierta la luna y nos embarca en el sueño,
desatamos el tiempo sintiéndonos siempre,
verbo que nos hierve a razón del latir,
somos el coincidir en risa, latido y fiebre.
Cuando la noche nos cubre el cielo,
y el sentimiento baila sus letras puras,
¡Ay, suspiro que anudas! ¡Ay, hondo te siento!,
llenando nuestro universo de la fortuna.
Cuando despierta la luna más nos vemos,
sin importar el silencio o la poesía,
que juntos nos lía al fuerte sentimiento,
inagotable verbo conjugándonos vida.
Cuando el mundo queda afuera,
y, a solas nos espera, desesperarnos,
se oyen te amos, susurrar por los rincones,
soltando los botones para amarnos.
Cuando despierta la luna, ya no se duerme,
ansia de quererme entre tus brazos,
sabor del verano bronceándonos la piel,
viaje para enloquecer donde, a solas, estamos.
desatamos el tiempo sintiéndonos siempre,
verbo que nos hierve a razón del latir,
somos el coincidir en risa, latido y fiebre.
Cuando la noche nos cubre el cielo,
y el sentimiento baila sus letras puras,
¡Ay, suspiro que anudas! ¡Ay, hondo te siento!,
llenando nuestro universo de la fortuna.
Cuando despierta la luna más nos vemos,
sin importar el silencio o la poesía,
que juntos nos lía al fuerte sentimiento,
inagotable verbo conjugándonos vida.
Cuando el mundo queda afuera,
y, a solas nos espera, desesperarnos,
se oyen te amos, susurrar por los rincones,
soltando los botones para amarnos.
Cuando despierta la luna, ya no se duerme,
ansia de quererme entre tus brazos,
sabor del verano bronceándonos la piel,
viaje para enloquecer donde, a solas, estamos.
M.Salguero
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